pregon de horacio 1

pregon de horacio 2

10 de junio de 2009

Pregón leido por Horacio Ojeda Blanco, en la misa y procesión ofrecidas a S.Miguel en Bujaraiza el 18/04/2009

RECORDANDO A LOS AUSENTES
Hoy cuando nos reunimos, por segunda vez en esta iglesia de Bujaraiza, para adorar a nuestro Santo Patrón, miro a mi alrededor, y lo mismo que el pasado año, sigo echando el falta a tantos seres queridos. Por eso, y contando de antemano con vuestra licencia, me atrevo ahora a recordarlos de viva voz. Lógicamente, por razones que todos entenderéis, es imposible que pueda acordarme de todos cuantos nos faltan (familiares, vecinos y amigos).
Cuando nos falta la memoria queda el corazón, y ahí si que están todos. Quisiera empezar por la Solana, donde vivieron Adolfo Espinosa y Valeriana, sin duda, los primeros valedores de que hoy estemos aquí. Nunca serán sufcientes las palabras de agradecimiento para ellos dos. En la Solana también vivió Vicente Martínez Castillo; del hermano Vicente sólo puedo decir que fue un hombre recto, cabal y elegante, en las formas y en la convivencia. Tuvo una bien ganada fama de bolero, cuando soltaba su zocata, había que seguir el mingo haciendo viserilla con las manos. Y del truque que tanto le gustaba, "paque" contar, si se retrucaba tu tenías que hacer como dijo el tío Salas (las herramientas "pal" cajón).
Con sólo dar unos pasos nos encontramos en el cortijo de Pailla, aquí vivieron mis tíos Pedro Palomares y María Blanco. Hablar del chache "Pantalones" es recordar a un hombre que se manejo en la sierra como nadie, lo mismo cogía dos canastas de guíscanos, que te pescaba un Blas de dos kilos, o apañaba cuatro ardillas, o cargaba el borrico con haces de tea.
En fin, los recuerdos siguen su camino y me acercan a Bujaraiza, resumir las vidas de estas gentes en cuatro letras es, casi cometer un pecado. Pero recuerdo a Salvador Lozano, a Juan Tomás, que eran ramita del mismo árbol. A Marcelo García, Gabriel Martínez, al tío Vicente, a mi tío Chamorro que todas las primaveras pescaba las bogas al anochecer, allí donde los arroyos le rinden vida al pantano. Y como dice el refrán: al lado de todo buen hombre siempre hay una gran mujer; haciendo el camino de la vida, estuvieron la abuela Paula, la María, la Saturnina, la Carmen de Marcelo, María la de Máximo, la hermana Alejandra; que fueron ejemplo de lucha, sacrificio y superación.
Los recuerdos me llevan ahora al Aguaero, a mis abuelos maternos Adolfina y Antonio Blanco, que siempre nos decía a los nietos: " Te voy a dar un curruquelo que me voy a llenar los nudillos de sesos", aunque, por supuesto, nunca llegó la sangre al río, fue un buen hombre. Que decir de Saturnino y la Francisca, la hermana Ángela y Julián, la María Regina, su marido Pedro.
Recuerdo especialmente la risa de la Esperancita, las noches de esfarfoye, cuando jugaba a las adivinanzas con el tío Felipe de la Cabañuela. Y como no recordar al chache Isidoro "el Sordo" cuando contaba aquellos chascarrillos tan graciosos, que ya quisiera el chiquito ese tener su arte. Quiero mencionar a Dionisio, al tío Eusebio el molinero, a Lucas el de Mulán, y sus truchillas del Agua Mulas, a Carmen la sorda. No me voy a olvidar de los vecinos de las Lagunillas, la abuela Javiela, la Pepa, Encarnación, Vicente López, la hermana Ángela. Tampoco me puedo olvidar de Josito "el litro", que nos puso llueco y llueco se nos fue, y esotoy seguro que cuando llegó arriba lo primero que dijo al todopoderoso fue: "Ya me tiene usted, mi amo, para siempre en este cortijo".
Quiero que estén presentes las buenas gentes de Mojoque, el Cerezuelo, el Tranco, las Tablas, las Canalejas, las Hueelgas de las Espumaderas, las Casas de Carrasco, la Hoya de Miguel Barba y todos los demás cortijos.
En fin... Para el final dejo a mis gentes de la Cabañuela, a Madre Benita y Padre Horacio, al tío Benito Mendoza, el hermano Félix y al hermano Vicente Castillo, la abuela Julia y el tío Agustín, Andrés y Gabina, León y Conrada, el ya mentado Felipe y la Tomasa, mis tías Carmen Gómez y Carmen Mendoza, el abuelo Santiago y la abuela Emilia, a Salvador "el Alemán", Dorotea, mi madrina; los primos Vicente, María Dolores y el Andrés.
Por supuesto que no me voy a olvidar de Juan Francisco Ojeda, mi padre, que como en el cielo hacía falta un buen pastor, se lo llevó el señor, y por aquellos "praos" anda con sus ovejillas cantándoles el atardecer, como solamente él y los ruiseñores cantaban. También quiero tener un recuerdo especial para Silvestre Muñoz "El Noi", que era el del Río Madera y que siempre nos decía aquello de: "Noi eres mol petit y...", bueno ya sabéis.
Voy a terminar recordando la risa de mi tía Carmen Blanco, que cumplió en la tierra como los buenos y con los buenos está para siempre.
Muchas gracias a todos por vuestra paciencia.

¡¡VIVA SAN MIGUEL!!

No hay comentarios: